Para nadie es un secreto que el color rosa es uno de los más característicos de Barbie, por lo que la directora Greta Gerwig no dudó en ponerlo por todos lados en la nueva película sobre la muñeca de Mattel, que se estrenará este 20 de julio. Sin embargo, para lograrlo se requirió de un arduo esfuerzo por parte del equipo encargado de la escenografía, ya que sus integrantes tuvieron que conseguir tanta pintura rosa que terminaron por causar una escasez a nivel mundial.

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Gerwig reclutó para el área de arte a la diseñadora de producción Sarah Greenwood y a la decoradora de escenarios Katie Spencer. Desde un principio, las tres tenían claro que querían “hacer que Barbie fuera real a través de este mundo irreal”, dijo Greenwood en una entrevista reciente con Architectural Digest. Sin embargo, ni ella ni Spencer habían tenido una de estas muñecas en su vida, por lo que tuvieron que pedir una Dreamhouse de Barbie por internet para inspirarse en la creación de los sets.

Así, decidieron basarse en el modernismo de mediados de siglo de Palm Springs y de esa manera crearon la temática. “Todo sobre esa época fue perfecto”, agregó Greenwood. No obstante, se dio cuenta de que el elemento más importante era el color rosa, por lo que de inmediato ordenó comprar toda la pintura existente de la marca Rosco, ya que allí habían encontrado el fluorescente que querían para el film: “El mundo se quedó sin rosa”.

Además, priorizar las tonalidades más típicas del juguete era un pedido de la directora. “Mantener la ‘infancia’ era primordial. Quería que los rosas fueran muy brillantes y que todo fuera casi demasiado... (como) crear literalmente el universo alternativo de Barbie Land”, destacó Gerwig para el mismo portal citado.

Por su parte, Lauren Proud, vicepresidenta de marketing y experiencia digital de la empresa de pintura Rosco, confirmó para CNN el fenómeno de la escasez. No obstante, aseguró que todo fue porque al mismo tiempo que la producción de la película compró todo lo que tenían disponible, contaban con problemas en su sistema de fabricación: “Los sets se estaban desarrollando en un momento en que todavía experimentábamos problemas con la cadena de suministro global, y el suministro de pintura se vio particularmente afectado. Entregamos todo lo que pudimos, lo consiguieron todo”.

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Además del auténtico color rosa, la producción añadió otros factores que observaron Greenwood y Spencer en la Dreamhouse que habían pedido. El objetivo era darle más representación a la película y hacer parecer los sets como realmente una casa de muñecas. “La escala era bastante extraña”, recordó Spencer, pero no dudó en adaptar los espacios de cada escenografía.

Las habitaciones se ajustaron a un 23% más pequeñas que el tamaño humano para el set. “El techo está bastante cerca de la cabeza de uno, y solo se necesitan unos pocos pasos para cruzar la habitación. Tiene el extraño efecto de hacer que los actores parezcan grandes en el espacio, pero pequeños en general”, dijo Gerwig.

También se priorizó poner fondos que parecieran ficticios y como ejemplo la directora comentó que había uno pintado a mano en lugar de crearlo por computadora, en el que se capturaron el cielo y las montañas de San Jacinto. “Todo tenía que ser táctil, porque los juguetes son, ante todo, cosas que se tocan”, concluyó la directora.