Poco después de que la pareja de Lautaro Acosta, Ludmila Isabella, afirmara que el futbolista la amenazó de muerte y diera a conocer una denuncia contra el ex-Boca Juniors por violencia de género, Lanús difundió un comunicado en el que se expresó respecto a la acusación contra el jugador.

“En virtud de los hechos de público conocimiento y tras haber recibido una denuncia a través de nuestro Departamento de Género y Diversidad, hemos decidido activar el Protocolo Institucional tal cual se indica en su artículo número 7. De este modo, quedamos a disposición de la denunciante y de la Justicia, ratificando nuestro compromiso en la lucha contra toda situación de violencia”, reza el escueto documento emitido por el Granate.

La institución compartió además el protocolo de acción para la intervención ante situaciones de violencia y/o discriminación por cuestiones de género y orientación.

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A horas de la tarde del miércoles, Ludmila -que es también madre de Benicio, uno de los hijos de Lautaro Acosta- realizó una fuerte revelación en Instagram.

“Ya no sé qué más hacer, necesito ayuda y hacerlo público para que pague todo lo que me hizo y se deje de manejar con tanta impunidad. Sufrí violencia física, psicóloga y económica, de lo peor que se puedan imaginar, tengo fotos y audios para demostrarlo“, decía la publicación.

Junto a ello, la actual pareja del “Laucha” Acosta subió imágenes en sus historias que muestran partes de su cuerpo con marcas de golpes.

Una vez compartió la evidencia con sus seguidores, la joven reveló haber hecho dos denuncias contra el futbolista en la Justicia: una en 2019, y la otra, la semana pasada. “El juzgado de Familia N°10 de Lomas de Zamora todavía no sacó una medida cautelar. Y él sigue amenazando. Por favor, ayúdenme“, lamentó.

Los violentos episodios, señala la mujer, ocurrían también delante de su hijo Beni, de a penas cuatro años: “Yo iba a la pieza de Beni y me tapaba con la frazada al lado de él para que tenga un poco de compasión y pare o que le dé un poco de lástima para poder calmarse, pero eso no pasaba”.

“Me venía a buscar y me sacaba de los pelos hasta nuestra habitación, arrastrando, y así seguía torturándome. Me sentaba, hacía que lo mire y que le contestara todo lo que me iba diciendo. Me pegaba golpecitos en la cabeza o sopapos, mientras me seguía diciendo barbaridades como ‘no ves que sos una mogoliquita’, ‘negra de mierda’, ‘puta’, ‘no te da la cabeza’. Eso es algo de todo lo que pasé. Ni una cuarta parte”, relató a continuación.

Y completó: “Siempre creí en que él iba a cambiar y me equivoqué. Y otra vez volví a vivir el infierno que no le deseo a ninguna mujer, y menos con un hijo”.

Luego de analizar el testimonio de la mujer y la presentación del representante del Ministerio Público, el juez de Garantías de Lomas de Zamora Gabriel Vitale aceptó el pedido de la restricción perimetral y el cese del hostigamiento por vía digital o personal y, además, dispuso la exclusión del hogar del futbolista.

Dicha medida se fundó en que la víctima no tiene otro lugar donde ir a vivir, más que la casa en la que reside actualmente, en Temperley, con el futbolista. Ante esta situación el magistrado decidió excluir del hogar a Acosta. En consecuencia, Acosta deberá presentarse ante los integrantes del Programa Conversatorio entre Género y Cultura de la Secretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Lomas de Zamora para que afrontar un tratamiento con la perspectiva de género.

Al presentar la denuncia penal, Isabella solicitó también la exclusión del hogar, prohibición de acercamiento y cese de hostigamiento, según supo LA NACION.