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De Fangio a las 24 horas de Le Mans. Cómo nació el ritual de bañarse con Champagne en el podio de la fórmula 1

Tan tradicional como entonar el himno del país del ganador o como levantar la copa, el ritual de sacudir la enorme botella de champagne para luego bañar de burbujas a pilotos, mecánicos y fotóg...

Tan tradicional como entonar el himno del país del ganador o como levantar la copa, el ritual de sacudir la enorme botella de champagne para luego bañar de burbujas a pilotos, mecánicos y fotógrafos es una parte inseparable de la ceremonia de premiación de la Fórmula 1 (y del automovilismo en general). Tal es así que son millonarios los contratos que determinan cuál será el vino espumante que recibirá al ganador. Pero, claro, las burbujas no siempre fueron parte de la fiesta.

La historia de los comienzos de este ritual se remonta a 1950 y tiene a Juan Manuel Fangio como primer protagonista. Bañar a contrincantes con chorros de vino espumante no parece una acción compatible con el carácter serio cuando no arisco –según señalan las crónicas de la época– del célebre piloto nacido en Balcarce, provincia de Buenos Aires. Pero sí fue “el Chueco” quien recibió por primer vez una botella de champagne en un podio de automovilismo. Y esto tiene una explicación.

Fangio fue el ganador del Gran Premio de Francia que se corrió en el circuito de Reims el 2 de julio de 1950. Como productor destacado de la zona, la casa Moët & Chandon decidió agasajar al ganador con una botella de su champagne que fue entregada al piloto argentino tras cruzar la línea de llegada. Fangio, vale aclarar, no desperdició su contenido en bañar a sus contrincantes, sino que se llevó la botella que, en definitiva, era parte del premio.

Lo que sí quedó instalado desde entonces es la costumbre de premiar al ganador de la Fórmula 1 con una botella de champagne (o, como veremos más adelante, de otro vino espumante). Pero tuvieron que pasar 16 años para que los ganadores decidieran rociar a su auditorio con la bebida en cuestión. En realidad, 17 años, porque la primera vez el descorche ocurrió por accidente..

Burbujas en Le Mans

Las 24 Horas de Le Mans es la carrera de automovilismo de resistencia más prestigiosa del mundo. Al igual que el Gran Premio que ganó Fangio, se corre en Francia y su primera edición se realizó en 1923. La competencia solo se suspendió en 1936 por motivos económicos y, tiempo después, durante los años de la segunda guerra mundial. Pero la edición de 1966 tuvo una peculiaridad que dejaría su huella... al menos al momento de celebrar la victoria.

Su ganador, el piloto sueco Jo Siffert, tuvo un percance: al llegar la botella de champagne a sus manos, el corcho se liberó por motu proprio, bañando involuntariamente a quienes lo rodeaban. La causa, se cree, es que la botella estaba caliente porque había quedado un buen rato al sol.

A muchos el incidente les pareció gracioso. Especialmente al piloto norteamericano Dan Gurney, que al año siguiente, tras ganar la carrera de Le Mans, no tuvo mejor idea que sacudir la botella de champagne y comenzar a apuntar a pilotos, mecánicos, fotógrafos y otras personalidades que celebraban junto a él la victoria.

Quien parece que no se tomó a bien la ocurrencia fue nada menos que Henry Ford III, que se encontraba en el festejo junto a su esposa, porque Gurney corría para Ford. “Fue divertido en un primer momento –comentó Phil Henny, un mecánico suizo que trabajó en el equipo de Gurney en Le Mans ese año, en una entrevista reciente con la revista Wine Enthusiast–. Pero, increíblemente, roció a Madame Ford que estaba muy bien vestida... hasta que quedó bañada en champagne. Henry Ford no parecía feliz”.

Francia vs. Italia

La costumbre inaugurada por Gurney en las 24 Horas de Le Mans de 1967 llegó hasta nuestros días con algunas pequeñas variaciones. El chiste de sacudir la botella de champagne y bañar a todo aquel que se encuentre a tiro fue considerado desde entonces parte de las ceremonias de premiación de la Fórmula 1. Pero el tamaño de las botellas y la marca del vino espumante fue variando con el tiempo.

El piloto norteamericano se divirtió con una botella de tamaño magnun (1.5 litros, el doble de una botella de vino estándar), pero en función de potenciar el espectáculo se volvió tradicional reemplazar la magnum por la botella de champagne tamaño Jeroboam, que contiene 3 litros de esta bebida.

Atentas al show off y a la indudable exposición que comenzó a representar el ritual, varias marcas se disputaron el podio de la Fórmula 1. Durante décadas fue Moët & Chandon la elegida, hasta que en el año 2000 fue desplazada por el champagne Cordon Rouge de la casa G.H. Mumm, también producido en Reims, Francia.

Sin perder de vista las cámaras, sus productores decidieron elaborar una edición especial para Fórmula 1 en la que el logo de la marca se puede leer con la botella al derecho o al revés, para no desperdiciar el preciado instante en que el ganador inclina el pico hacia abajo para rociar a quienes se encuentran a sus pies, debajo del podio.

G.H. Mumm cedió la exclusividad del festejo en 2017, y desde el Gran Premio de Mónaco de ese año y hasta 2019 fue la casa de Champagne Carbon –conocida por el hecho de que sus botellas están recubiertas con la misma fibra de carbono que se emplea en la carrocería de los autos de Fórmula 1– la elegida para los festejos. En 2020 Moët & Chandon regresaría al podio, pero por poco tiempo, ya que en 2021 la casa italiana de vinos espumantes Ferrari Trento le asestó una cachetada a toda la región de la Champagne francesa acordando exclusividad por tres años con la Fórmula 1.

Mal no le fue a Ferrari Trento. Solo en 2021 sus ventas en los Estados Unidos aumentaron un 50%. Eso sí, los que quizás no vieron con buenos ojos la movida son los pilotos, ya que la botella de Ferrari Trento vale 325 dólares contra los 3256 dólares de la de champagne Carbon.

Un dato curioso es que la presencia del vino espumante en los podios de la Fórmula 1 tuvo un paréntesis en Francia que se abrió cuando, en 1991, entró en vigor la ley Evin, que prohibió toda forma de publicidad de bebidas alcohólicas. Por supuesto, eso no amedrentó a Bernie Ecclestone, ex piloto y entonces presidente de la Fórmula 1, que en 1997, en el Circuito de Nevers Magny-Cours, mandó él mismo a un asistente a comprar champagne, reintroduciendo así el ritual del baño de burbujas.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sabado/de-fangio-a-las-24-horas-de-le-mans-como-nacio-el-ritual-de-banarse-con-champagne-en-el-podio-de-la-nid27102023/

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