CÓRDOBA.- A tres semanas del crimen Gabriela Pérez, la joven cordobesa de 24 años que murió por un balazo en un almuerzo sindical, sus familiares y amigos siguen reclamando justicia. La respuesta que tienen hasta ahora es que el autor del disparo fatal fue un sicario que tiró desde la calle hacia el salón del Club Yapeyú. El asesino a sueldo sigue prófugo, y aunque desde Tribunales señalan que está identificado, todavía no hay imputados por el caso.

“Voy a seguir reclamando hasta el último día para que se haga justicia por mi hija, mi familia y por todos nosotros. No pueden venir a arrebatar una vida así como si nada”, insiste Liliana, la madre de la víctima. La mujer recibió amenazas en su teléfono celular. Le enviaron por WhatsApp fotos de un hombre “con un tiro en la cabeza, sangrando”.

Liliana afirma que desde la Justicia –la causa por el crimen la tiene la fiscal Silvana Fernández– aseguran que “ya habrá novedades”, pero por el momento no le dan ninguna respuesta concreta. La Fiscalía comprobó que la bala mortal es de calibre 9 milímetros y se corresponde con los casquillos hallados en el piso del club. Hubo diez disparos, todos de la misma arma.

La hipótesis es que el asesinato se dio en el contexto de la interna entre el sindicato de trabajadores de limpieza (Soelsac) –Gabriela Pérez estaba en un almuerzo organizado por la conducción encabezada por Sergio Fittipaldi– y el de los recolectores de basura (Surrbac), que tiene entre sus principales dirigentes a Franco Saillen.

La pelea fue escalando y estaba en su punto culminante, porque el Soelsac renovaba la conducción en una elección que, finalmente, fue suspendida por el Ministerio de Trabajo de la Nación.

Fuentes judiciales sostienen que el sicario está identificado y que, cuando sea arrestado, el siguiente paso será ir por el autor intelectual del ataque. Subrayan que es buscado “en todo el país”.

La Fiscalía General de la provincia creó hace dos semanas un triunvirato de fiscales para investigar los episodios de violencia entre el Surrbac y el Soelsac, ambos con vínculos con gobiernos, políticos y con barras bravas de fútbol. Lo forman la fiscal Fernández y sus pares Patricia García Ramírez y Guillermo González.

Pérez estaba en un almuerzo organizado por el Soelsac en el marco de la campaña de Fittipaldi para ser reelecto; allí recibió uno de los diez disparos que efectuó un hombre desde afuera. En el gremio sostuvieron ante la Justicia que “el blanco” era Fittipaldi, que estaba cerca de la joven.

El auto en el que iba el sicario estacionó a unos 50 metros del club, en la vereda de enfrente. El gatillero bajó del vehículo, se puso una gorra y llegó caminando hasta el frente de la entrada. Después de que pasaron unos autos, abrió fuego y se fue corriendo. Habría subido a otro coche más adelante.

Gabriela Pérez, madre de una nena de cinco años, estaba con su hermana –también trabajadora del área de limpieza–, quien ratificó que las hacían participar de estas actividades sindicales para renovar sus contratos de trabajo. Noelia Pérez indicó que los dirigentes gremiales presentes en el acto no auxiliaron a la víctima, sino que fueron unos compañeros quienes la ayudaron. El que condujo el auto hasta el hospital sí era un líder de Soelsac, pero no se bajó del vehículo.

“Justicia por Gaby”, “basta de mafias”, son los carteles que acompañan las marchas de la familia. Noelia Pérez enfatizó: “En ese salón se cobraron la vida de mi hermana, pero podría haber sido las de otras personas, porque había mucha gente. ‘Novedades, novedades’, es lo que escuchamos todas las semanas, pero seguimos sin nada. Esperamos el mensaje que diga que apareció el que disparó, pero los culpables son muchos”.