Los comicios del próximo domingo en Chaco para elegir gobernador, 16 diputados provinciales, intendentes y concejales generan expectativas de un posible cambio de rumbo, tras el triunfo de la oposición en las últimas PASO.

Gobernada por Jorge Capitanich, la provincia no ha hecho más que seguir sumergiéndose en la pobreza, compartiendo el podio de los peores índices, también en materia de salud y educación, con sus vecinas Formosa y Santiago del Estero.

Chaco es, entre otras cosas, una de las grandes productoras de algodón, maíz y soja, con un enorme potencial. Capitanich, factótum de buena parte de la decadencia chaqueña, expone ahora un plan “estratégico” de cuatro años, anuncia el incremento de la producción agrícolo-ganadera, la construcción de viviendas y otras obras, sin explicar el financiamiento ni origen de los recursos.

El gobernador-candidato ha reiterado en el gobierno provincial las mismas nefastas actitudes de cuando era jefe de Gabinete de Cristina Kirchner: un sectarismo faccioso y un nulo apego a la institucionalidad.

Al igual que lo sucedido en Jujuy con el largo predominio de Milagro Sala, se montaron en Chaco grupos como el dirigido por Emerenciano Sena, allegado al gobernador y cabeza del clan investigado por el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Sena está sospechado, además, de haber recibido del gobierno cuantiosos recursos para formar barrios y escuelas sin control de fondos públicos ni de contenidos educativos.

Tuvo que ocurrir el crimen de la nuera de este facineroso puntero de Capitanich para que la sociedad chaqueña reaccionara contra quienes se creen impunes.

En las PASO, se impuso en la provincia Juntos por el Cambio, y Leandro Zdero emergió como candidato. Este domingo, los chaqueños volverán a las urnas para definir su futuro gobernador entre siete fórmulas. El clima social ya no es el mismo. El voto es un recurso valiosísimo y concurrir a sufragar, un deber ineludible.