El castillo de Gargonza, en una aldea medieval de la localidad italiana de Monte San Savino, en La Toscana, fue el escenario soñado por el empresario Pablo Di Campello y la agrónoma Cecilia Borgia para celebrar su tan ansiada boda, que habían postergado por la pandemia. Apasionados por los viajes y la aventura, se conocieron un verano en Italia, donde él pasa parte del año con su familia materna, y juntos cumplieron su deseo de navegar por el mundo durante más de un año.

Finalmente, el sábado 9 de septiembre, la pareja pudo reunir a sus familiares y amigos para dar el “sí, quiero” junto a sus hijas, Cora y Allegra, que llevaron vestidos idénticos en turquesa, a tono con el estampado floral del mono que lució su madre. Una banda musicalizó la romántica jornada, desde la llegada de los novios con sus herederas de la mano, pasando por el cóctel con el atardecer de fondo y la comida, también al aire libre, con todos los invitados a lo largo de bellas mesas imperiales.