Boca era pura frustración durante el segundo tiempo de la final de la Copa Libertadores. Su rival Fluminense dominaba el resultado, la pelota y el desarrollo del partido, y se encontraba más cerca de convertir el segundo gol que el xeneize del empate. Pero a 15 minutos del final, Luis Advíncula decidió actuar por sus propios medios, y sacó un zapatazo inalcanzable para el arquero Fabio que puso el 1-1 le devolvió la ilusión al conjunto argentino.

El inicio de la jugada parecía responder a una imagen que se había repetido durante toda la segunda mitad, con los jugadores visitantes poblando el área local, pero que había terminado una y otra vez en centros que nadie pudo conectar. El peruano, en cambio, decidió cambiar la partitura, y aunque partió desde la derecha, en lugar de tirar la pelota al área decidió conducir hacia el medio y ahí sacar un remate de zurda, su pierna inhábil, que coronó el empate.

Con este tanto, el lateral derecho se hizo con el inusual honor de ser el máximo goleador de Boca en la actual edición de la Copa Libertadores, con cuatro tantos. Y curiosamente, la mayoría de esos goles responden a la misma lógica de enganchar hacia adentro y definir con el pie izquierdo. De hecho, su zapatazo en el Maracaná guarda un fuerte parecido con el que anotó ante Colo Colo, en la etapa de grupos.

Aquel golazo hizo que el club de la Ribera vuelva al partido, y se mostró mucho más activo en los minutos finales, pero eso no impidió que la chance más clara del final fuera para Fluminense. En el cuarto minuto de adición, el propio Advíncula no pudo prevenir el desmarque a toda velocidad del ingresado Marlon, que recibió un pase preciso en el área con tiempo para definir, pero su zurdazo se fue rozando el palo izquierdo de Romero.

El gol que abrió el encuentro también fue significativo para la historia del torneo. Corrían 35 minutos, y como era de esperar, ninguno de los dos equipos podían sacarse diferencias en lo que era un partido sumamente tenso. El equipo local tenía la pelota, pero le costaba romper una ordenada defensa xeneize. Y de pronto, en una jugada fugaz y fiel al estilo del entrenador Fernando Diniz, el equipo tricolor encontró por fin el gol que le dio la ventaja, cortesía del intratable Germán Cano.

El eje de la jugada estuvo en la banda izquierda, en la que se juntaron los dos extremos del equipo brasileño. Keno leyó perfectamente el movimiento de Jhon Arias y jugó una rápida pared con el colombiano que agarró a destiempo a Valentín Barco y Frank Fabra. Luego el brasileño corrió hasta la línea de fondo y tiró el centro buscapié para la llegada de Cano, que se desmarcó de Luis Advíncula para sacar un derechazo cruzado al que no pudo llegar Sergio Romero.

Aquel tanto resultó ser histórico para la competencia continental. El delantero argentino llegó a los 13 goles en 12 partidos, con lo que se convirtió en el jugador que más veces convirtió en una edición de la Libertadores en el siglo XXI. Además, se trata de la primera vez en que Boca quedó atrás en el marcador desde la etapa de grupos, precisamente el 18 de abril, cuando caía contra Deportivo Pereira por 1-0; eventualmente dio vuelta el encuentro en el tiempo adicionado.