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Bioestimuladores: qué son y para qué sirven

Antes de comenzar, hay que aclarar que, con el envejecimiento, el rostro sufre dos grandes cambios. Uno de ellos es el adelgazamiento de la piel, de la grasa, de los músculos y de los huesos, todo...

Antes de comenzar, hay que aclarar que, con el envejecimiento, el rostro sufre dos grandes cambios. Uno de ellos es el adelgazamiento de la piel, de la grasa, de los músculos y de los huesos, todos pierden volumen y, por ello, los semblantes de las personas mayores se ven más delgados que cuando eran jóvenes. Por otra parte, se “caen” los tejidos, se pierde cantidad y calidad de colágeno, que es el elemento fundamental de sostén y funciona como una red que le da soporte a los tejidos, es por esto por lo que la gravedad hace su efecto al permitir su descenso.

¿Por qué sí a los bioestimuladores, entonces?

Porque van a trabajar sobre la generación de colágeno, razón por la cual, una vez aplicados, empiezan, por distintas vías, a estimular la piel del paciente para que comience a sintetizar mayor cantidad de esta proteína y que, además, sea de mejor calidad.

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¿Cuáles y cómo se aplican?

Existen muchas alternativas de tratamientos con bioestimuladores y los hay desde muy simples, denominados así porque precisan más sesiones, son menos invasivos y suelen ser más económicos, hasta más complejos, que requieren menos asistencia al consultorio, son más invasivos y caros.

El más sencillo de todos es la radiofrecuencia facial, procedimiento que a través de ondas electromagnéticas y temperatura genera la estimulación de los tejidos. Se emplea un cabezal similar a los que se usan para realizar una ecografía, que emite ambos. Existen múltiples marcas e intensidades de radiofrecuencia. No es invasivo y requiere de varias sesiones. Se puede realizar a partir de los 25 a 30 años, de manera preventiva.

Le sigue el plasma rico en plaquetas, que emplea la propia sangre del paciente, que se extrae para concentrar sus plaquetas y cuya acción también es la estimulación de la piel. Es un tratamiento rápido y pueden hacerse varias sesiones durante el año. Se aplica con aguja o con una lapicera especialmente diseñada para tal fin. Se puede realizar a cualquier edad desde los 18 años si se busca tratar cicatrices de acné, y a partir de los 30 años si es para prevenir la aparición temprana de algunos signos de envejecimiento.

A continuación, están los hilos PDO (por polidioxanona, un material biocompatible y reabsorbible por el cuerpo). Principalmente, existen dos tipos de hilos, los lisos y los espiculados, y ambos generan la estimulación de la formación de colágeno. La diferencia principal es que los espiculados se utilizan para generar la tracción de los tejidos y reacomodarlos. Se colocan con anestesia local y es un procedimiento un poco más invasivo que los anteriores. Este es un tratamiento que se suele indicar en pacientes que empiezan a tener signos de envejecimiento en la piel como laxitud y falta de elasticidad que, generalmente, comienzan entre los 38 y 45 años.

En cuarto lugar, sobresale el ácido hialurónico no reticulado, un biorregenerador que ayuda a mejorar la calidad de la piel y aumentar su hidratación. A diferencia de los rellenos con este ácido, no se produce aumento de volumen. El tratamiento dura unos 20 minutos, se realiza con una inyección superficial, los resultados están a la vista a los pocos días y duran hasta 6 meses. Se suele recomendar en pacientes desde los 30 años en adelante.

Luego, figura la hidroxiapatita de calcio, que es uno de los procedimientos más utilizados para bioestimular la piel del rostro y promover la producción de colágeno. Una vez aplicada, al término de un mes, se observan sus efectos positivos: mayor tensión y elasticidad. Este es un tratamiento a partir de los 40-45 años.

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Por último, es decir, el que requiere menos sesiones, pero también es el más costoso, es el ácido poliláctico, un gran bioestimulador con efecto de relleno. Por esta razón, es muy utilizado para mejorar varias zonas del cuerpo, además del rostro, como glúteos, brazos y abdomen. Su aplicación es mediante microcánulas y toma unos 30 minutos. Los resultados también se ven al mes. También se suele indicar desde los 40 años.

Cabe aclarar que cada paciente es único y las edades de cada tratamiento dependen de la evaluación profesional.

Un dato muy importante con respecto a todos estos productos es que son biocompatibles, lo cual significa que son bien tolerados por el organismo ya que se reabsorben en distintos períodos de tiempo. Sin embargo, esto no quita que exista una mínima posibilidad de efectos adversos, como reacciones alérgicas e inflamación, las cuales pueden ser tratadas en caso de suceder.

*Por Augusto Barrera, médico cirujano plástico, Hospital Churruca-Visca. Miembro de la Sociedad Argentina Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, y de la American Society of Plastic Surgeons.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/bioestimuladores-que-son-y-para-que-sirven-nid30092023/

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