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Aurora trabaja, la búsqueda desesperada de una vida distinta

Aurora trabaja. Autora: Mariana de la Mata. Intérpretes: Paloma Contreras, Gabo Correa, Juan Garzón, Mariano Garzón, Ingrid Pelicori. Música: Pablo Jivotovschii. Video: Mariela Bond. Iluminaci...

Aurora trabaja. Autora: Mariana de la Mata. Intérpretes: Paloma Contreras, Gabo Correa, Juan Garzón, Mariano Garzón, Ingrid Pelicori. Música: Pablo Jivotovschii. Video: Mariela Bond. Iluminación: Verónica Alcoba. Vestuario: Mariana Seropian. Escenografía: Laura Copertino. Asesoría artística: Mónica J. Paixao. Dirección: Leonor Manso. Sala: Teatro Cervantes, Libertad 815. Funciones: de jueves a domingos, a las 19.30. Duración: 50 minutos. Nuestra opinión: buena.

Mariana de la Mata es una autora, actriz, directora y docente argentina que actualmente reside en Madrid. En Buenos Aires ha presentado obras como Soñar despierto es la realidad, Un respiro, El sueño de la actriz, entre otras. En uno de sus últimos textos, Aurora trabaja, da vida a un grupo de personajes extremadamente sombríos que, además, conviven en un territorio inhóspito. La pequeña casa que comparten está dentro de un bosque en el que, en determinadas temporadas, suelen cazarse ciervos.

Aurora es quien mantiene económicamente ese hogar habitado por Irene, una mujer mayor que teje prendas destinadas a la venta y “los idiotas”, dos adolescentes con síndrome de Down. Nunca se explicita claramente si Irene es la madre de Aurora y por qué los muchachitos han llegado a ese lugar. Lo cierto es que la convivencia entre ellos no resulta fácil. El dinero que ingresa a la casa es mínimo por más que Aurora se esfuerza por cubrir cada jornada atendiendo una estación de servicio ubicada en el cruce de una ruta desolada. Su patrón, el Loro, es un ser despreciable que se aprovecha de la muchacha y llega a denigrarla de una manera inusitada.

El hombre paga un salario pequeño y a cambio exige, no solo que Aurora atienda el surtidor de esa estación de servicio sino, además, se ocupe de la venta de alimentos y bebidas que el lugar ofrece. Pero el Loro también demanda sexo y es capaz de ofrecerla a los cazadores que matan a los animales que crecen en la región.

El mundo interno de Aurora resulta así agobiante. No encuentra paz fuera de su hogar y tampoco dentro de él, donde Irene intenta marcarle el rumbo de manera desquiciada y “los idiotas” no hacen más que jugar con su consola de juegos y reclamar comida. El único espacio posible de escape para ella es subir al techo de su casa, fumar un cigarrillo y tratar de entender ese mundo del que participa y buscar la manera, escopeta en mano, de transformarse también en una cazadora, liberar su rabia y ordenar su vida, aunque parezca ya demasiado tarde.

Una cruda exposición

La escenógrafa Laura Copertino diseña un ámbito que recrea un espacio extraído de un cuento fantástico, hasta acaso ingenuo. Su propuesta es atractiva respecto de lo que va a proponer desde la dirección Leonor Manso. Contrapone a ese cuadro ilusorio la perversidad de las relaciones que dentro de ese lugar se confrontan. Como si ya no fuera tiempo de jugar con las muñecas sino de exponer con crudeza los valores de unos seres cargados de frustración y de dolor.

Irene, en el cuerpo de Ingrid Pelicori, adquiere una vitalidad notoria. A veces aparenta busca la calma, otras es extremadamente destructora. Parecería no encontrar el equilibrio necesario para que dentro de ese hogar las cosas se estabilicen dentro de unos pobres marcos posibles. Gabo Correa (el Loro) es un ser humillante, cualidad que el actor refuerza mostrando una violencia a veces contenida que no hace más que exponerlo en plenitud. Resultan muy correctas las pequeñas intervenciones de los hermanos Juan y Mariano Garzón.

En el rol de Aurora, Paloma Contreras aún no termina de descubrir las verdaderas características que dan forma a su personaje. Si bien transita la acción exponiendo seguridad y hasta en ciertos momentos dolorosos llega a conmover al espectador, algo del padecimiento de esa protagonista no termina de instalarse en su cuerpo. Aurora es un ser destruido que, a fuerza de sobrellevar el día a día con cierto decoro, sabe que ha perdido toda posibilidad de salvación. Y que en ese bosque, cercano a esa ruta, donde la muerte es moneda corriente, ya ha sido cazada por unos seres depredadores que en la destrucción encuentran su mejor trofeo de triunfo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/teatro/aurora-trabaja-la-busqueda-desesperada-de-una-vida-distinta-nid07112023/

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