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Argentinos en Israel: el crudo relato de la joven que logró evacuar pero su novio se quedó a servir en el ejército

La repatriación de argentinos después...

La repatriación de argentinos después de los atentados de Hamás en Israel se transformó en un éxodo por la multiplicación de pedidos en cancillería para volver al país. Desde el ataque, el Gobierno recibió más de 1200 auxilios de ciudadanos que quieren escapar de la guerra y se inició una operación a través del Hércules para evacuarlos.

Sol Portais, de 28 años, logró salir de Tel Aviv apenas estalló la guerra y ayer por la tarde pudo aterrizar sana en Buenos Aires luego de ser separada de su novio que fue convocado a servir en el ejército israelí. Su viaje comenzó el sábado por la madrugada con una estridente sirena que los sacó de la cama a las seis y media. En sus celulares y los portales les llegaron fotos, videos y noticias del despliegue de tropas terroristas dentro de Israel, de la muerte y la tierra arrasada en los kibbutz de la frontera con Gaza.

“Nos sorprendió en la madrugada cuando sonaron las alarmas. Como vivimos en un edificio viejo de Tel Aviv, sin búnker, nos refugiamos debajo de las escaleras con todos los vecinos. Ya había pasado por situaciones de emergencia, pero sentimos muy rápido que era algo distinto, que la situación era más grave. Los israelíes más veteranos estaban tensos, con miedo, ansiosos, mi novio preocupado, lo que no es común y me dejó intranquila. Temíamos que nos cayera un misil en la cabeza o que pudiera entrar cualquier persona a atacarnos”, relata Portais a LA NACION.

Una hora más tarde sonó una segunda sirena, y durante el día una más, advirtiendo a los ciudadanos de los misiles dirigidos al sur de Tel Aviv. La información que manejaba Portais hasta entonces era que un grupo grande de terroristas había vulnerado la defensa de la frontera de Israel y que no se sabía exactamente dónde podían atacar. Se presumía que la mayoría estaba en el sur del país, pero existía la posibilidad de que ya hubiera infiltrados en el centro, por lo que la orden de las autoridades era no salir de los hogares.

“Los amigos de mi novio estaban en un kibbutz en la frontera de Gaza donde entraron los terroristas a matar gente y quemar las casas. Tuvieron que quedarse ocho horas encerrados en un búnker hasta que los rescataron los soldados israelíes. En Tel Aviv la ciudad se empezó a apagar, la gente se encerró y quedó en alerta”.

Habitación blindada

Como la entrada principal era de libre acceso y sin seguridad, en la puerta decidieron pasar la noche en lo de unos amigos, que tampoco contaban con búnker en el edificio, pero tenían una habitación blindada en el departamento donde podían refugiarse si se disparaban nuevamente las sirenas.

“Volvimos el domingo a nuestra casa, traté de enfocarme en mi trabajo para distraerme de lo que estaba pasando, pero a la noche llamaron a mi novio y le dijeron que se tenía que presentar en la base militar para servir en el ejército. Fue la primera vez que me sentí insegura y sola, sin saber hasta cuándo íbamos a estar separados. Fue inusual que lo llamaran y entendí lo grave de todo”.

Su pareja, un ciudadano israelí civil, empleado de una empresa de tecnología, fue convocado como reservista por tener 30 años y haber realizado el servicio militar que en Israel es obligatorio para hombres y mujeres. Ahora está en una base militar dentro de Israel y Portais desconoce a dónde lo asignaron.

“Con mucha pena, decidí volver aunque no me quería ir. Mi familia en la Argentina me pedía que regresara y quería que mis padres estuvieran tranquilos. Me siento con culpa de no poder estar ahí, de estar lejos de mi novio, su familia y mis amigos, pero la realidad es que no estaba segura, me quedé sola en un momento crítico donde como extranjera no estoy acostumbrada a algo así. Había bombardeos y cayeron misiles en Tel Aviv, uno en el barrio de una amiga. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que sonaron las alarmas y de los estruendos. También empezaron a lanzar misiles desde el Líbano, la facción de Hezbolá, y volví a Buenos Aires por un tiempo a esperar cómo sigue”.

No tuvo demasiado margen para tomar la decisión porque con el estallido y la convulsión en Israel la mayoría de las aerolíneas habían cerrado las conexiones y las que seguían operando tenían los vuelos agotados. “Milagrosamente conseguí un pasaje a Milán y después de una escala en Madrid pude regresar a Buenos Aires. La mayoría de los vuelos estaban atrasados, el aeropuerto de Israel repleto de gente, casi todos extranjeros, prácticamente ningún israelí. Los que crucé en Madrid estaban volando a Tel Aviv para presentarse en el ejército porque ven como una responsabilidad y orgullo poder servir a su país”.

Hace cinco años que Portais vive en Israel. Viajó allí por motivos académicos, para hacer un curso de cinco meses sobre tecnología, pero sus planes cambiaron y se quedó a vivir. “Conocí a mi pareja en ese momento y decidí quedarme, hacer mi vida en Tel Aviv a partir de la relación que formé con él. Al ser judía pude obtener la ciudadanía de Israel, que es mi hogar tanto como la Argentina. En estos días el espíritu de la ciudad se tiñó de negro. El resto del país también. Se volvió lo opuesto a lo que es en realidad y me angustia mucho. Espero que mejore rápido porque quiero volver a reencontrarme con mi pareja, ver a mis amigos, trabajar y retomar mi vida que está allá”.

En medio de la agitación interna Portais pudo presenciar cómo muchos ciudadanos se movilizaron para donar sangre, recolectar alimentos, ropas y medicinas para los más afectados, las organizaciones de salud y los soldados. “Es el lado luminoso que me queda de esos días oscuros y me da un poco de esperanza. Ver a tanta gente solidarizarse, defender a su país y tratar de salir adelante”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-ciudad-se-tino-de-negro-el-crudo-relato-de-la-argentina-que-logro-salir-de-israel-pero-su-novio-nid12102023/

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