El sábado 20 murió en Mar del Plata Antonio Néstor Cabrales, dueño de la empresa de café y heredero del fundador de la compañía. Tenía 85 años. La muerte de “Quique”, como le decían todos, fue otro golpe fuerte para la familia Cabrales, que hace menos de dos meses enterró a Jorge, el hermano menor de Antonio.

Antonio era hijo de Antonio Cabrales Vega, quien, en 1941 y llegado de Asturias, inició la empresa que convertiría al apellido en sinónimo de café, abriendo un negocio en Mar del Plata. En la década del setenta, sus tres hijos, Antonio, José Manuel y Jorge, se hicieron cargo de la compañía, luego de la muerte de su padre, y decidieron ampliar el negocio familiar comprando un terreno más grande que les permitió expandirse comercialmente a todo el país. Declarado Ciudadano Ilustre de Mar del Plata en 2018, dejó su huella mientras estuvo al timón de la compañía, que ahora queda en manos de la tercera generación de la familia Cabrales: sus tres hijos Martín, Germán y Marcos.

El domingo fue velado en la cochería Piovano, sobre la calle 3 de Febrero al 3600, y pese a la lluvia del lunes 22, un centenar de personas acompañaron a su mujer, Coca Sebastiani, sus hijos, nietos y bisnietos en el último adiós en el cementerio privado Colinas de Paz. Durante el trayecto, el cortejo fúnebre se detuvo unos minutos en el famoso local de café de la calle Rivadavia, donde se vivió un momento muy emotivo cuando los empleados de la empresa despidieron a Quique entre lágrimas y aplausos y, a modo de homenaje, les acercaron a sus hijos una jarra de café, que Marcos vertió sobre la carroza fúnebre.