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Ajuste: una palabra prohibida para la política que ahora es la bandera de Milei

Sol pleno y la Plaza del Congreso llena de banderas argentinas, como pidió Javier Milei. La política empezaba a vivir una nueva era, y quizá haya un momento en el que se resuma el cambio de clim...

Sol pleno y la Plaza del Congreso llena de banderas argentinas, como pidió Javier Milei. La política empezaba a vivir una nueva era, y quizá haya un momento en el que se resuma el cambio de clima. Se trata de una palabra: “ajuste”. Hasta ahora, esas seis letras no las pronunciaba la política, se podría decir que estaba prohibida. Pero este 10 de diciembre de 2023 ese vocablo es la bandera del nuevo Presidente.

La innovación discursiva no tiene precedentes. Históricamente, anunciar un ajuste no era una cuestión de un Jefe de Estado sino que estaba en manos de algún ministro que, muchas veces, hacía las veces de fusible. Pero esta vez, Milei, de cara a su gente y rodeado por los invitados que vinieron a su jura, no anduvo con vueltas. El ajuste fue el gran tema sobre el que giraron los 35 minutos de discurso. Dijo, y fue ovacionado, que esta vez recaerá sobre la política y no sobre la gente.

En esa sentencia se resume gran parte de lo que vendrá y de las incógnitas. “Habrá un ajuste de 5 puntos del PBI”, sostuvo el Presidente. Ahora bien, no hay manera de que un recorte de ese tamaño no implique un fuerte impacto en la sociedad. De hecho, por más que se quiten privilegios a los funcionarios, que se cuiden de no plasmar otra capa de burocracia dentro del Estado o que retiren los choferes o los viáticos, pues sólo se conseguirá un pequeño vuelto. El ajuste, como se declamó, requiere de números más grandes.

Claro que esos gestos son icónicos. Importan y mucho. Todo parece indicar que el recorte de gastos en este sector será fuerte. La credibilidad se construye así, con pequeños gestos. Pero, como se dijo, no resultará suficiente.

La bacanal de emisión monetaria, deuda en pesos y gasto público en la que el gobierno saliente sumergió a la Argentina, tendrá consecuencias muy fuertes en el tiempo que vendrá. Si algo no se le podrá reprochar jamás a Milei es que no fue directo en lo que piensa hacer. Ya dijo que será shock y que vendrán tiempos de inflación y hasta se atrevió a un pronóstico: entre 20% y 40% mensual entre diciembre y febrero. Sólo eso, sin contar ninguna otra medida, impactará en los sectores sociales más desprotegidos.

Las pruebas empíricas, es decir lo que está probado por la ocurrencia o la práctica, metodología que mencionó el Presidente en su discurso, dan certezas de que la inflación afecta mucho más a los que menos tienen. Y si bien está claro que es el efecto de lo que queda plantado por el gobierno que se fue, la Argentina camina a convivir en el primer trimestre con más de la mitad de la gente pobre. El ajuste, por más que el epicentro sea en la política, impactará mucho más allá.

Esa certeza lleva a otra de las principales oraciones que pronunció Milei. “El que corta no cobra”, dijo en referencia a los piquetes y bloqueos de calles, al tiempo que coronó uno de los pilares discursivos de su campaña y que, seguramente, será una de las frases fundacionales de su gestión. El punto ilustra dos cosas. Primero, el brazo firme respecto de lo que sucederá en la calle; el segundo, que seguirá con los pagos.

Milei sabe perfectamente el impacto de la inflación en la sociedad. Más aún, teórico económico como es, de las consecuencias de la estanflación que también pronosticó. Esta última -aumento generalizado de precios con estancamiento de la economía- destruye no solo el poder adquisitivo, sino el empleo. De ahí que en su mención por elevación a las organizaciones sociales incluyó el “cobrar”. Visto del otro lado, les dijo que les va a pagar, pero que no aceptará someterse al chantaje del corte de calles.

“Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros. El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávit gemelos, esto es superávit fiscal y externo, hoy nos deja déficits gemelos por 17% del PBI. A su vez, de esos 17 puntos del PBI, 15 corresponden al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central”, leyó. En esta última frase que incluyó en su discurso se esconden la emisión monetaria, el financiamiento de la entidad a la administración pública y la deuda de las Leliq. Milei le da una importancia suprema a este tema y de ahí que como ministro de Economía haya elegido a Luis Caputo, un hombre más cerca de las finanzas que de la economía. Desarmar esta madeja inflacionaria será un tema inmediato; de mañana.

Algunos de los lineamientos del ajuste ya han sido adelantados en campaña. El Presidente nunca escondió sus planes sobre la obra pública, las concesiones o el destino de las compañías del Estado. Ese será un territorio por donde transcurrirán muchos de los anuncios de estos días y gran parte del ajuste. Primero, por la necesidad de recortar gastos; segundo, por la refractariedad que tienen esos sectores. Claro que nada será inmediato, ya que esos recortes tienen paso obligatorio por el Congreso y, aunque consiga la ley ómnibus en pocos días con delegaciones suficientes, pues la implementación lleva trabajo y regulaciones nuevas.

Pero, más allá de los tiempos, Milei ya plantó un mojón que lo distingue de la política tradicional: hizo un diagnóstico muy claro de la línea de partida desde donde inicia sus 1460 días de gestión. La medicina dice que es necesario un diagnóstico correcto para luego, sí, administrar la dosis justas de remedios. El Presidente tiene claro lo primero; de a poco se conocerá la receta que aplicará. Aunque advirtió: habrá dolor en el corto plazo. Prefirió, en buena hora, “una verdad dura a una mentira confortable”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/ajuste-una-palabra-prohibida-para-la-politica-que-ahora-es-la-bandera-de-milei-nid10122023/

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