El Servicio Sacerdotal de Urgencia (SSU) nació en 1952 en la ciudad de Córdoba, a instancias de Armando César Sánchez. Cierta noche, ante el agravamiento de su padre, buscó infructuosamente un sacerdote. En la calle, veía letreros luminosos con “Farmacia de turno”, “Médico de guardia”, “Florería de turno”, entre otros. Se dijo entonces, “Si hay policía, bomberos, médicos, veterinarios, mecánicos, y demás personas de guardia, ¿por qué no hay sacerdotes?”.

Más de 70 años han transcurrido ya, unas 25.550 noches de gracia y misericordia, como les gusta decir, pues el SSU desde entonces asiste con afecto y ternura a los enfermos y moribundos de manera gratuita.

En horarios en los que no resulta sencillo encontrar un sacerdote, la Iglesia acerca atención espiritual y sacramental a personas en estado grave, muchas veces ancianos, alojados en hospitales o casas de familia. La unción de los enfermos, la confesión y la comunión otorgan consuelo, paz y ánimo al creyente, reconfortándolo ante el dolor por una enfermedad o la angustia por la proximidad de la muerte propia o de un familiar.

En la ciudad de Buenos Aires, los llamados se reciben todas las noches en el 4801-2000. Entre las 21.30 y las 6 de la mañana, un sacerdote y entre dos a cuatro laicos aguardarán en piadosa vigilia el llamado de algún hermano necesitado para trasladarse y acompañar en automóvil a quien ofrecerá tan indispensable servicio.

Se trata de una obra apostólica única en el mundo que hoy se replica en varias diócesis de la Argentina, con 17 servicios activos. Funcionan como iglesia nocturna para que enfermos y familias encuentren una compañía o un apoyo espiritual en momentos cruciales.

Acompañar en el dolor es un alivio para quienes se van y para los que quedan. El silencioso trabajo ha acercado paz y consuelo a muchas personas por lo que celebramos los años de entrega desinteresada de tantos voluntarios de corazón generoso.